La ilustración (incompleta) de arriba es La historia de la humanidad según el italiano Milo Manara, ilustración que cada cierto tiempo la mara comienza a compartir a lo loco porque les parece alucinante. Y sin duda, el ilustrador es bastante bueno y se ha pasado largo rato trabajando en esto. Pero más que alabar a Manara y su habilidad, quiero aprovechar para hablar un poco sobre esa forma distorsionada que tenemos para ver la historia del mundo a través de unos anteojos prestados: los de la cultura occidental.
Comencemos con eso de cultura occidental. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de occidente? La Tierra es un esferoide suspendido en medio de esa cosa misteriosa a la que le decimos «espacio». Eso quiere decir que todas esas direcciones que nos hemos inventado son absolutamente arbitrarias y dependen de dónde uno o una este parada. En otras palabras, el norte está arriba y el sur abajo porque a alguien le pareció que desde su perspectiva las cosas eran así. Pero en el espacio arriba y abajo no existen. Volviendo al punto original, el «occidente» es realmente el occidente del mundo europeo pre contacto. Y esa es la visión de mundo que todavía tenemos en gran parte del mundo: Europa en el centro del universo. Europa «occidental» en el centro del universo. Porque resulta que si agarramos un mapa (dibujado arbitrariamente, con Europa al centro desde luego) lo que está realmente al occidente es América, y a nuestro oriente está Europa (repito, todo es arbitrario porque somos una bolita flotando en el universo).
Así que veamos de nuevo la ilustración y pensemos ¿es esa TODA la historia del mundo? Desde luego que no, eso es imposible. Pero ¿es esa toda la historia del mundo occidental? tampoco.
¿Cuál es el punto importante en todo esto? Bueno, resulta que una de las principales razones por las cuales la cultura europeo occidental, el estado moderno y el capitalismo se han expandido por todo el planeta radica en una característica: la acumulación. Por alguna razón lxs europe@s occidentales tienen una obsesión con acumular, lo acumulan todo, comenzando por la historia. No todas las culturas tienen una historia acumulativa (de hecho, muchas culturas ni siquiera tienen la noción de línea de tiempo que manejamos en el mundo occidental-izado). Sin embargo lxs europe@s occidentales si, y no solo acumulan su propia historia, sino también la de los y las demás. ¿El resultado? La ilustración de arriba. Una historia del mundo vista desde los ojos de Europa. Una historia que nos muestra que la progresión lógica para la humanidad entera es la de esa cultura: una cultura de guerras, de acumulación, de desigualdades y destrucción. Y, como de costumbre es necesario señalar, una historia de hombres. ¿No les parece particular que en todas las quinimil láminas de esta ilustración, todas las mujeres que aparecen tienen un cuerpo como mandado a hacer? Digo, dudo mucho que las mujeres de ese tiempo que los occidentales llaman «pre-historia» fuesen blancas, rubias y perfectamente torneadas. También hubieron tiempos, por aberrante que a usted pueda parecerle, cuando las mujeres un poco más gordas eran consideradas el estándar de belleza (dentro de la visión de la belleza occidental).
Como todo y toda estudiante de antropología de primer año les dirá, el etnocentrismo es, básicamente, ver el mundo desde la percepción de la cultura propia. No es nada malo, es una cosa de hecho inevitable. Es el etnocentrismo lo que nos permite percibir la alteridad, que al final es lo que nos permite estudiar las estructuras de las distintas culturas. El problema central con la historia y la antropología es ubicar el centro. La historia es el estudio del pasado, el pasado de «nosotros». La antropología por otro lado, es el estudio de «los otros». Si no se han dado cuenta, nosotros y nosotras somos esos otros, a pesar de que nos hayan convencido de que somos parte de «nosotros».
PS: Básicamente la ilustración lo que hace es poner en imágenes la línea de tiempo de cualquier manual de «historia universal». Cosa que está bien, no tengo nada contra el ilustrador, en serio, solo agarro cualquier excusa para hablar babosadas.